(Adaptado de Pérez Reverte)
Cada día la hormiga pasaba por delante de una cigarra que tenía una modorra que se la pisaba ella misma. Todo el día tumbada a lo cuatro tres, debajo de una mata de romero, acompañándose con la guitarra mientras cantaba canciones de Alejandro Sanz y cosas así. - Quien te va a curar el corazón partío -, decía la muy canalla, burlándose de la pobre hormiga cuando esta pasaba cerca. A veces cuando se fumaba un porrito e iba mas puesta, la cigarra llegaba incluso a reprochar a la hormiga - Adiós labriega, proleta… -, le decía la muy condenada - que no paras de boliar-. Otras veces se despelotaba de la risa, y le tiraba piedras a la hormiga, más que nada por joder, y le decía - Echa pal sol, sudorosa, trabajas más que golfa en carnaval. Hay que ser pendejo para andar de arriba abajo cargando trigo, con lo bueno que es la vida, zunga -.
La hormiga claro, se ponía de una mala leche espantosa. A veces se paraba y amenazaba con el puño a la cigarra - Vete a mamársela a alguien -, le decía. Y respondía la cigarra: - pues oye, igual voy, ya que tú no tienes tiempo -. Otras veces pasaba de largo, rechinando los dientes, o lo que tengas las hormigas en la boca. - Ya vendrá el invierno -, mascullaba encorvada bajo el peso de su carga. - Ya vendrá el invierno, cantante de quinta, y te vas a dar cuenta de lo que vale trabajar. Tu, canta, canta. Que el que en agosto canta, en diciembre aguanta -. Pero la cigarra se despelotaba de la risa.
Total, que llegó el invierno y como se veía venir cayó una nevada de miedo. Y la hormiga se frotaba las manos en su hormiguero calientito, junto a la estufa contemplando su despensa llena. Y pensaba - Ahora vendrá esa chocoloca pidiendo camita, muerta de hambre y de frío. Ahora vendrá haciéndome el numerito para que me compadezca. Pero conmigo, como los terneros. ¡!! Puede llorar. Porque por nada la dejo entrar!!! -.
Y entonces, estando la hormiga en pijama de extraños mundos y zapatillas cubriendo sus seis pies feos, con la tele puesta viendo Animal Planet, suena el timbre de la puerta. Y la hormiga, se levanta despacio, recreándose en su suerte. - Ahí está esa régula -, piensa. - Tiesa de hambre y de frío. A ver si le quedan ganas de cantar ahora - El caso es que abre la puerta, y cuál no será su sorpresa cuando se encuentra en el umbral a la cigarra vestida con un abrigo de visón D&G que no te lo crees, y con un Z3 esperándola en la calle.
- He venido a despedirme – le dice la cigarra – Porque mientras tu trabajabas, yo me tiré a un grillo del carajo que está podrido en billete. Pero podrido, amiga -.
- No te creo – dice la hormiga estupefacta.
- Te lo juro. Y Martín (porque el grillo se llama Martín y es un cielo) me ha retirado y me ha puesto una base que alucinas. Y ahora me voy con Emilio a grabar un disco -.
- No jodas -.
- Claro, por eso te lo cuento. Y luego Martín me lleva a un crucero por el Mediterráneo, ya sabes: Italia, Turquía, Grecia… Ya te escribiré postales de vez en cuando. Bye -.
Y la cigarra se sube el cuello del abrigo y se larga en su Z3. Y la hormiga se queda quieta en la puerta. Cierra despacito y se va meditabunda de vuelta a la estufa y a la tele, y se sienta, mira la despensa, y luego mira otra vez hacia la puerta. Y se acuerda del hormigo del verano, que al final terminó saliendo con otra hormiga amiga suya, una tal Melissa. – Mierda -, piensa la hormiga…. – Se me ha olvidado decirle a la cigarra que, ya que va a Grecia, pregunte si todavía vive allí un tal Esopo. Un señor mayor, que escribe. Y si se lo encuentra, que le dé recuerdos de mi parte. A él y la F&%%$ madre que lo parió -.
No hay comentarios:
Publicar un comentario